ÚLTIMO DÍA EN BOXES
Hoy ha sido mi último día en Boxes, tras tres semanas puedo
decir que he aprendido mucho. Cuando estás en un sitio durante un periodo de
tiempo relativamente largo los conceptos, las técnicas y el funcionamiento del
lugar se afianzan con más fuerza dentro de una misma. También tienes más
confianza y estás más suelta porque conoces el lugar.
En Boxes, como ya he comentado en entradas anteriores, las
técnicas que más se realizan son canalizar vías, electrocardiogramas, BM-test,
toma de constantes y extracción de analíticas.
Las patologías que he visto con más asiduidad son: Síndrome
vertiginoso periférico, GEA y Cólicos nefríticos. Me parece interesante hacer
un breve resumen de cada una estas patologías, me servirá para reforzar y
afianzar los conocimientos adquiridos durante estos días.
VÉRTIGOS:
El sentido del equilibrio es el que nos da lo que se llama
conciencia espacial, y las fuentes o vías de información que nos transmiten los
eventuales cambios en esta relación son la vista, el laberinto posterior y la
sensibilidad propioceptiva en las articulaciones y músculos y la sensibilidad exteroceptiva
táctil.
El vértigo es toda incapacidad para mantener una posición
deseada en el espacio o la sensación subjetiva de la pérdida de dicha posición,
de esta definición se deriva que los vértigos pueden ser divididos en objetivos
y subjetivos.
- Objetivos: Cuando el paciente presenta evidencias
clínicas de su incapacidad de equilibrio que puede variar desde la pérdida
total de la capacidad de mantener la postura deseada, hasta diversos
grados de ésta como una marcha inestable u oscilaciones corporales en la
bipedestación.
- Subjetivos: Como su nombre lo indica, es la
sensación personal de desequilibrio y no se traduce por una pérdida de
estabilidad manifiesta clínicamente.
El vértigo periférico Se presenta como crisis súbitas de
poca duración, quizás minutos u horas y se acompaña de manifestaciones
auditivas como la sensación de plenitud, hipoacusia y acuífenos, así como síntomas
neurovegetativos (sudoración, taquicardia, hipotensión y náuseas).
Etiología
El llamado vértigo posicional paroxístico
benigno (VPPB) es el tipo más frecuente de vértigo. Se debe a una
relocalización del grupo de cristales de calcio (conocidos en conjunto con el nombre de otoconia),
que en condiciones normales se hallan en la utrícula del oído
interno y que, por alguna razón, salen de su posición original y migran, con el
tiempo, hacia uno de los canales semicirculares (por lo general hacia el canal posterior, debido
a su posición anatómica). Cuando la cabeza gira (en particular cuando el cuerpo
se coloca en decúbito), el cambio de su orientación respecto a la dirección de
la fuerza de gravedad provoca
un movimiento de los cristales más pesados, lo que causa un desplazamiento
anormal del fluido interno del canal (la llamada endolinfa) y, por consiguiente, la
sensación súbita de vértigo. La sensación surge sin que haya complicaciones
adicionales.
-El síndrome de Meniére: por incremento de las presiones membranosas del oído
interno.
-El neurinoma del
VIII par craneal (el denominado nervio vestibulococlear o nervio auditivo-vestibular o nervio estatoacúsico).
-Procesos inflamatorio-infecciosos
(laberintitis, fracturas del peñasco).
-Otros, como la ototoxicidad, la otosclerosis, y la enfermedad de Paget.
Características clínicas
La aparición del vértigo periférico es brusca (ante cambios
posturales, especialmente en el decúbito), de corta duración, con sensación de
giro del entorno, hipoacusia, acúfenos, manifestaciones vegetativas exacerbadas
y una rápida recuperación.
En la mayor parte de los casos se utilizan
medicamentos antihistaminicos, anticolinérgicos y antieméticos.
Cuando el cuadro es muy intenso se realizan tratamientos
quirúrgicos, con drenaje de la linfa mediante incisiones en el laberinto, la laberintectomía y, otras
veces, la sección del nervio auditivo y del nervio vestibular.
GASTROENTERITIS AGUDA:
Bajo este término general se engloban diversos tipos de
irritación e infección del tracto digestivo. Habitualmente se trata de
una infección menor del tracto digestivo, que se produce cuando algunos
microorganismos se multiplican con rapidez en el estómago y en el intestino. Aunque por lo general está
causada por un virus, puede tener otros orígenes, como las intoxicaciones por alimentos contaminados o por medicamentos. Los riesgos que
conlleva una gastroenteritis dependen de la edad, del estado de salud general
del paciente y de las causas que la han generado. Estos síntomas desaparecen rápidamente
después de 3-4 días. El tratamiento consiste en reponer agua y
electrólitos (fundamentalmente sodio y potasio) y régimen bajo en celulosa (fibra).
Síntomas
La pérdida de apetito y las náuseas, seguidas de diarrea abundante, son los primeros
síntomas de una gastroenteritis. Poco después se producen accesos de vómito y movimientos intestinales,
con diarrea acuosa, dolores y espasmos
abdominales, fiebre y extrema debilidad. Las
emisiones fecales suelen ser muy líquidas y algunas veces, si la enfermedad se
prolonga mucho tiempo, pueden llegar a contener sangre y mucosidades. Por lo general, los síntomas
desaparecen después de dos o tres días. La diarrea y los vómitos que se
presentan en un ataque de gastroenteritis originan una rápida pérdida de
líquido y de elementos químicos, como sodio o potasio, lo cual puede causar una deshidratación grave, que alteraría la
función química del organismo y, si no se remedia, puede afectar la función
del hígado y de los riñones. Los riesgos son mayores en el caso
de los niños, sobre todo de los menores de 18 meses, y también en los ancianos.
Diagnóstico
Los síntomas de la gastroenteritis son muy evidentes a largo
plazo. Si los síntomas persisten por más de tres días se pueden analizar
muestras de materia fecal, vómitos, alimentos o sangre para identificar el
agente etiológico y tomar medidas de prevención para que se erradique por
completo.
CÓLICO NEFRÍTICO:
El cólico nefrítico o cólico renal
agudo es un dolor repentino de gran intensidad que se produce generalmente
por la presencia de cálculo en el conducto que va desde
los riñones hasta el tracto urinario cercano a la uretra.
Etiología:
El dolor del cólico nefrítico es debido a espasmos musculares causados por la
incrustación de una piedra de cristales en el ureter y el dolor se presenta
incluso si el cálculo no da lugar a la obstrucción total del flujo urinario. En
caso de obstrucción y aumento de la presión en la luz del túbulo uretral, se
estimula la síntesis y liberación de prostaglandinas que inducen el espasmo
del músculo liso que forma parte de la
pared del ureter.
Cuadro clínico
Generalmente se produce en individuos que aparentan gozar de
un estado de buena salud y, sin previo aviso, comienzan a sentir un dolor
intenso en forma de cólico (característico
de momentos de alivio y de repentino dolor intenso) en la parte inferior de la
espalda y que se va extendiendo hasta la vulva,
en las mujeres, y hasta los testículos, en los varones. Se producen manifestaciones
vegetativas en una elevación de la frecuencia cardiaca,
alteración de la presión arterial,
palidez, sudoraciones fría y vómitos. Los enfermos se encuentran
sumamente molestos, no pueden permanecer quietos, a menudo agitados, parecen
incapaces de encontrar una posición cómoda sobre la cama.
Las náuseas y los vómitos se asocian a menudo con el
cólico renal agudo y se producen en al menos el 50% de los pacientes. Las
náuseas son causadas por la vía de la inervación de la pelvis renal, estómago y los intestinos a través del eje celíaco
y nervio vago. Esto es a menudo agravado por
los efectos de estupefacientes analgésicos, que a menudo inducen las náuseas y
los vómitos a través de un efecto directo sobre la motilidad gastrointestinal y
por medio de un efecto indirecto en la zona de activación quimiorreceptora en
el bulbo raquídeo.
Tratamiento:
El tratamiento generalmente
conlleva a la hidratación generosa.
El tratamiento farmacológico incluye la administración de agentes
espasmolíticos como la Butilescopolamina y analgésicos como el Nolotill. El tratamiento de elección en
casos no complicados es de tipo conservador, con un buen control del dolor
mediante analgesia convencional con AINE y manejo de la sintomatología
acompañante (antieméticos, benzodiacepinas). En casos graves, se pueden usar
analgésicos más potentes. Si la causa es efectivamente un cálculo renal, éste
puede expulsarse espontáneamente, o bien debe ser eliminado con ayuda
médica.
Bibliografía:
Síndrome vertiginosos. Disponible en:http://www.sld.cu/galerias/pdf/sitios/otorrino/cap._4_libro2.pdf
Apuntes Clínica I, II y III. URJC
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