jueves, 22 de noviembre de 2012


 

PAPEL DE LA FAMILIA EN PEDIATRÍA



La población infantil es muy distinta de la adulta, y uno de los retos que esto supone para nosotros es cambiar la forma de trabajar con ellos, sin olvidar todo el camino que hemos recorrido en nuestro aprendizaje hasta ahora.

Existen una serie de variables que intervienen en una experiencia de hospitalización y que pueden influir en las reacciones del niño enfermo hospitalizado, la naturaleza de la enfermedad, la duración de la hospitalización, experiencias previas en hospitales y con médicos, comprensión de lo que les ocurre, el lenguaje que con él se utilice, la edad, sexo y desarrollo cognitivo.

El niño se encuentra en un ambiente extraño; olores extraños y rodeado de gentes vestidas de formas extrañas. Allí no se sabe nunca lo que va a ocurrir. Por la noche encienden luces y le colocan termómetros o le pinchan. Todo ha cambiado; el sueño, las comidas,..

Todas estas variables nosotras, las enfermeras que estamos con ellos, no podemos olvidarlas nunca ya que, según mi punto de vista, también es parte de nuestro trabajo que el niño se encuentre cómodo en el hospital. Si para un adulto es difícil estar en el hospital, para un niño lo es mucho más. También es verdad que los niños se adaptan más rápido pero eso no es posible si desde un principio no nos acercamos a ellos con amabilidad, con una sonrisa, les hacemos participativos de su cuidado (por ejemplo explicándoles mediante el juego qué vamos a hacer, dejar hablar al niño si tiene dudas...)

Otro punto característico de la hospitalización infantil es la relación con la familia del niño. Cuando un niño va a tener la experiencia de estar hospitalizado o en el caso de las urgencias, deba quedarse en observación o en la sala de espera mientras llegan resultados, es muy importante la preparación y participación de madre/padre, o en su defecto, otro familiar.

Hay que tratar que los padres, en colaboración con los profesionales, consigan minimizar los efectos perjudiciales y potenciar los efectos beneficiosos de la experiencia de hospitalización.

No sólo nos tenemos que poner en el lugar del niño que está enfermo, también en el lugar de sus padres.

Los padres deben estar en todas las experiencias estresantes para el niño como por ejemplo, en las curas o en la canalización de vías. El niño siempre estará acompañado por algún familiar. Para nosotras a veces esto es difícil, nos ponemos más nerviosas,...Por ejemplo al canalizar una vía a un niño muchas enfermeras piden a los padres que salgan fuera. Por una parte creo que puede ser beneficioso para nosotras no tener la presión de una madre preocupada cuando hacemos una técnica que no gusta a nadie, pero por otro creo que es perjudicial para el niño ya que todo se sienten más protegidos cuando están sus padres con ellos. Creo que debería primar ante todo el confort y la seguridad del niño.

Normalmente solo se puede quedar una persona acompañando al niño, pero en muchas ocasiones hacemos la vista gorda y permitimos la entrada de más familiares, todos ellos preocupados por el estado del enfermo.

Para que puedan afrontar y adaptarse a la enfermedad de su hijo los padres han de estar muy informados. Una de las cosas que he observado es que, cuando entras en la observación y vas a valorar a uno de los niños los padres enseguida se ponen a su lado. Miran de cerca todo lo que le haces, preguntan como está, si ha mejorado, cómo lo vemos nosotras,…

Están mucho más pendientes de todo lo que pasa alrededor del paciente si lo comparo con los familiares de los adultos. Yo me pongo en su lugar y la verdad, haría exactamente lo mismo. Yo como alumna de enfermería procuro saber bien lo que tengo que hacer antes de entrar en una habitación sobre todo, si voy yo sola.

Frente a los padres no puedes dudar porque entonces no se fiarán de ti con respecto al cuidado de su hijo.

A modo de conclusión dejo colgada una imagen que creo que resume muy bien lo que quiere un niño cuando está en el hospital.


No hay comentarios:

Publicar un comentario